Héctor Tecalco.
Reporteros de las Altas Montañas.
En la tragicomedia política que se vive en Huatusco, un nuevo personaje aparece en escena: el candidato de Movimiento Ciudadano Remigio Sampieri, el joven sin experiencia, sin rumbo y, por supuesto, sin la menor idea de lo que implica gobernar.
Dicen que todos merecen una oportunidad, pero ¿también los que no saben ni por dónde sale el sol en el municipio? Remigio no tiene carrera política ni historial de servicio, pero eso sí, tiene a tres padrinos que harían temblar a cualquier ciudadano con memoria: Ferrer Galván, el eterno candidato a diputado (a estas alturas ya debería tener una silla fija en la boleta), Zaira Ochoa, ex alcaldesa y experta en promesas olvidadas, y Benjamin Ruiz, el reciclado ex priísta que se acomoda mejor que un sofá viejo.
¿Y qué propone Remigio? Nada claro. Porque para proponer hay que conocer, y para conocer hay que escuchar. Y él no escucha, obedece. Huatusco necesita soluciones urgentes: recolección de basura, caminos intransitables, pobreza lacerante… pero parece que al muchacho le dieron otro mapa.
Por si fuera poco, ya tiene historial en el arte de meter la pata. En su intento fallido por una diputación local, se adelantó como si la ley fuera una sugerencia: promoción anticipada de campaña, porque claro, la legalidad también es opcional cuando se tiene una sonrisa juvenil y un séquito de titiriteros detrás del telón.
En resumen: Huatusco no necesita un "rostro nuevo", necesita capacidad, compromiso y, sobre todo, autonomía. Y Sampieri, con todo respeto, no es más que un peón movido por manos viejas y desgastadas.
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