- MORENA subasta candidaturas y lo único que queda claro es que aquí ya no mandan los votos, mandan los sobres.
COLUMNA DE OPINIÓN
DE BOTE PRONTO
POR; IRVIN MARCELL
No es chiste, pero da risa, en #Huatusco y la región de las #AltasMontañas, la democracia ya no se ejerce… se trafica. Lo que debería ser un proceso de elección popular, se convirtió en una pasarela de ambiciones desbordadas, arreglos en lo oscurito y candidaturas en rebaja, cual mercancía de segunda mano en el tianguis político de #Veracruz.
Y como buen circo, tiene su payaso estrella: Alejandro Porras Marín, el pluri con licencia —porque lo suyo no es trabajar, sino colarse donde le conviene—, que mágicamente apareció como “el elegido” por #MORENApara competir en Huatusco. ¿Méritos? Ninguno conocido. ¿Trayectoria en la zona? Cero. ¿Lealtades? Ah, esas sí las tiene bien puestas… pero al padrino en turno.
Detrás del telón, moviendo los hilos como si fuera director de casting en una telenovela de muy bajo presupuesto, está Ventura Demuner Torres, el alcalde de Huatusco que, aunque ya va de salida, sigue siendo muy útil para operar desde adentro. Un operador tan eficaz como dócil. Él no pregunta por qué, solo pregunta a quién hay que poner.
Y como si esto no fuera suficientemente grotesco, aparece el gran titiritero: Esteban Ramírez Zepeta, dirigente estatal de MORENA, quien en lugar de dirigir un partido parece estar al frente de una agencia de colocación... pero de compadres. Candidaturas que se rifan, se venden o se truequean. ¿Democracia? No, aquí lo que reina es el trueque por conveniencia.
¿No me cree? Pregunte en #Coscomatepec, donde Serafín González —sí, el hermano de Hugo, el diputado— fue “beneficiado” por un ajuste por “equidad de género”, pero claro, no había equidad real, había que abrirle paso. ¿La solución? Quitar a una mujer en #Tomatlán y poner a otra. ¿Y a quién pusieron? A Adriana Prado, que no la conoce ni el taxista de la entrada, pero trae el sello Porras-Marín estampado en la frente.
Todo esto, según se dice (y cada vez con menos temor), a cambio de una módica suma que oscila entre los 500 mil y un millón de pesos. Porque aquí ya no se buscan votos… se compran candidaturas, con dinero o con favores, el caso es que todo tiene precio, hasta la dignidad, que en Veracruz parece estar en liquidación por cierre de sexenio.
Por si faltaba circo, el senador Manuel Ladrón de Guevara —y qué apropiado el apellido— ahora pide que se investigue el cochinero por enriquecimiento ilícito y uso de recursos de procedencia más que sospechosa. ¿Tarde? Tal vez. ¿Conveniente? Sin duda, porque esto huele a vendetta, pero también a podredumbre institucional.
MORENA prometió limpiar la casa, pero en Veracruz ya ni el pinol alcanza. El piso está sucio, las paredes chorreadas y los ratones andan sueltos con credencial de candidato. Lo triste es que ya ni se toman la molestia de esconderlo. La corrupción ya no se maquilla; se presume, squí ya no hay vergüenza, lo que hay es manual.
Y mientras los ciudadanos ven cómo se reparte el pastel entre los mismos de siempre, el mensaje es claro: el voto vale menos que un maletín lleno de billetes. Aquí no gana quien convence, gana quien paga y si no te gusta, pues ponle precio a tu dignidad... que seguro hay alguien de MORENA dispuesto a comprarla.
Bienvenidos al mercado electoral de Veracruz, pase usted, que las candidaturas están en oferta, pero apúrese, porque la decencia ya se agotó.
TOMADA DE "EL COLUMNISTA DE VERACRUZ".
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