“El Logógrafo”
Ciudad de México.- El escandalo político escaló en pocas horas a niveles poco tolerables con el carnal Adán Augusto López Hernández y su jefe policiaco Hernán Bermudez Requena, que resultó jefe de un peligroso cartel que mantenía a raya a los tabasqueños.
De hecho el golpe que soltaron desde Estados Unidos alcanzaba al expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien en su momento, siendo presidente de la república, había manifestado públicamente que Adán Augusto López Hernández no solo era su colaborador, era su hermano, y dio algunas explicaciones del por qué era su carnal.
El problema estalló porque Hernán Bermudez, ex secretario de seguridad en el gobierno de Adán Augusto en Tabasco fue vinculado a delitos graves de delincuencia organizada en esa entidad del sureste del país, cerca, por cierto del lugar de origen, y donde se presume habita en cuestionable “retiro” el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde palacio nacional, del congreso de la unión y la sede del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se activó la contención de daños, pero la fuerza de ese desastre escaló a dimensiones inimaginadas en el seno del movimiento.
La catástrofe arrasó cimbrando las estructuras del gobierno desde sus bases de antes del 2018, porque ya traían arrastrando otros frentes de batalla no cerrados del todo, como los casos de capos enjuiciados por el sistema de justicia de los Estados Unidos.
Los morenistas finalmente acuerpan al carnal del líder máximo, se percibe en ese arropamiento la orden desde Macuspana, durante la octava sesión extraordinaria del consejo nacional de MORENA, su presidente y gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, pidió impedir los infundios de la oposición, que dañan la reputación de su movimiento y de sus liderazgos.
El aludido Adán Augusto López llegó a la sede del Consejo Nacional de Morena visiblemente agotado, con el rostro marcado por el cansancio físico y emocional. Tras tres días de ausencia en la escena política, reaparece en su calidad de coordinador de los senadores morenistas, arropado por los más representativo del morenismo, en un intento por proyectar unidad en torno a un proyecto político que, por ahora, muestra señales de fractura.
Lo que ocurra en las dos últimas semanas de este mes de julio y la primera de agosto marcará el destino de la 4T y de varios políticos mexicanos de este movimiento, la agenda política de México se mueve desde hace tiempo de más al norte del Río Bravo y acá en la aldea Azteca no hay por el momento ningún liderazgo capaz de encabezar un contra ataque a los discursos de odio presidenciales norteamericanos.
Solo hay algunas respuestas en voz baja y bastante tenue desde el púlpito mañanero que son como una ligera ventisca contra vientos huracanados llegados desde norte de nuestro país.
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