SE LES ENDIABLÓ EL PUENTE.
Poco les duró el gusto con el puente del diablo.
Coatepec, Ver.- Existe una leyenda sobre el origen de este puente antiguo, ubicado en la localidad Puerto Rico, sobre la carretera que va de Coatepec a las Trancas, me refiero al puente viejo.
Cuenta la leyenda que un joven enamorado debía cruzar ese río para poder ir a ver a su amada con el riesgo latente de ser arrastrado por la corriente cuando aún no existía puente alguno para cruzarlo.
Agobiado por el dilema de perder la vida en sus constantes cruces para ir a ver a su novia, el joven tuvo la idea de ofrecerle su alma al diablo a cambio de un puente que le permitiera vadear el rio sin peligro alguno.
Seducido, el diablo aceptó la oferta, con la salvedad, propuesta por el enamorado que la obra del puente debería iniciarla al caer la noche y debería estar terminada antes de que el gallo cantara, de no terminar la obra el acuerdo de llevarse su alma quedaba sin efecto.
El diablo, sintiendo que para él no hay imposibles aceptó y le dijo al apasionado amante prepárate para partir conmigo esta misma noche.
Mientras el galán disfrutaba del momento con su amada, las horas pasaban, el diablo puso manos a la obra, agobiado por el problema de la corriente de agua, la profundidad de la barranca y el suelo sin rocas que era arrastrado por la corriente y que no le permitía avanzar como lo había imaginado, el diablo angostó la obra lo más que pudo para tratar de avanzar.
El tiempo pasaba rápidamente y cuando ya había avanzado un poco, la obra se le desbarataba, reiniciaba sus trabajos y el puente se hundía en el suelo blando que la corriente erosionaba sin fin.
Sin darse por vencido, el chamuco logró fijar finalmente los dos muros que sostendrían el puente, colocó el paso elevado, y casi a punto de terminar se escuchó el primer canto del gallo, visiblemente molesto, enrojecido por la ira, el demonio pateo el puente para tirarlo, con tanta mala suerte que solo se le cayó el barandal dejando el resto del puente intacto, tal y como lo conocemos y como ha funcionado hasta la fecha.
En Quintana Roo, durante las obras de ampliación de la carretera que va de Cancún a Playa del Carmen fue necesario hacer varios puentes y pasos a desnivel.
En uno de esos pasos los ingenieros tuvieron un problema parecido al del puente del diablo de Coatepec, el primer día levantaron los muros y al día siguiente cuando regresaron a empezar el turno vieron que todo estaba destruido.
Lo volvieron a levantar durante el día y en la noche se volvió a caer, así repitieron varias veces el proceso de la obra con el mismo resultado; hasta que un humilde obrero originario de la región le dijo al ingeniero en jefe, que debían pedir permiso a los dioses mayas porque en ese lugar había unos aluxes, por el contrario, la obra no iba a funcionar.
Renuente, en un principio el ingeniero en jefe se negó a aceptar la idea y durante varias semanas siguieron con los problemas en ese punto, hasta que finalmente buscó al obrero y le preguntó como deberían hacer para poder ya solucionar el problema.
El obrero le indicó que ahora los aluxes estaban pidiendo que se les elaborara un altar alusivo a la cultura de la región con su pequeña pirámide en ese lugar para permitir que la obra quedara concluida, en ese puente se puede ver la pirámide y el altar a los dioses mayas.
Será que el diablo sigue metiendo la cola en el puente de Coatepec que lleva su nombre, lo digo porque aquí no hay aluxes; allí junto a ese puente donde el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez construyó otro puente que ya presenta serios daños donde asientan las bases que cargan toda la estructura y que ya casi están al aire.
Poco le duró el gusto a los del gobierno de morena porque ese puente recién construido apenas lo abrieron al paso de los cientos de vehículos que pasan por él a diario, este fin de semana ya fue cerrado al paso vehicular, el tráfico vuelve a pasar por el puente viejo, donde el diablo perdió la apuesta.
Pobre Cuitláhuac tan necesitado que anda de ser reconocido por sus obras para ver si con eso se lo lleva la presidenta electa, aunque sea de encargado del departamento de asuntos sin importancia, y el diablo que no perdona una, ya le vino a desgraciar su emblemático puente endiablado.
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